04 Ago Fall back: ¿qué pasa cuando no hay alternativa al diálogo?

Fall back: ¿qué pasa cuando no hay alternativa al diálogo?

Inspirado en el artículo de Joaquim Coello publicado en ARA.cat el 3 de octubre de 2017

www.ara.cat/opinio/joaquim-coello-fall-back_129_1291491.html

En estrategia militar y en política internacional, el concepto fall back hace referencia a la capacidad de repliegue o retirada ordenada cuando un plan falla. Pero Joaquim Coello, en su artículo en ara.cat, iba un paso más allá: decía que sin un fall back claro, no hay margen para negociar ni para construir acuerdos estables. Y esto —reconocía— vale tanto para la geopolítica como para la gestión de conflictos de todo tipo.

Como mediador de conflictos, este concepto me resuena profundamente. A menudo, cuando dos partes llegan a la mesa de mediación, lo que está en juego no es solo una solución concreta, sino la posibilidad de no romper del todo. Es lo que llamamos “opción BATNA” (Best Alternative to a Negotiated Agreement) en mediación: ¿cuál es la mejor alternativa si no hay acuerdo?

Pero hay situaciones —familiares, laborales, vecinales, comunitarias— en las que no existe realmente una alternativa viable fuera del diálogo. Donde el conflicto no puede resolverse con una sentencia, un expediente o una huida. Donde el único fall back realista es encontrar una nueva manera de convivir, de hablarse o, como mínimo, de no hacerse más daño.

Esta idea nos interpela:

¿Estamos ofreciendo suficientes mecanismos para dialogar antes de que estalle el conflicto?
¿Cuál es nuestro fall back como sociedad? ¿Imponer? ¿Judicializar? ¿Permanecer en el silencio?
¿Y si situáramos los MASC en el centro, no como vía alternativa, sino como primera respuesta?

Los MASC (Métodos Adecuados de Solución de Conflictos) —como la mediación, la conciliación o el arbitraje— no son simples herramientas técnicas: son formas de reconocer al otro como legítimo, aunque no estemos de acuerdo. Y eso, en tiempos de polarización y crispación, es revolucionario.

El fall back real, hoy, quizás no sea retirarse, sino volver a la palabra. Porque cuando no hay alternativa: diálogo o ruptura. Y la ruptura tiene costes que todos acabamos pagando.

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